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Parc Agrari del Baix Llobregat

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Vegetación


La vegetación


El Parque Agrario presenta un interés relevante por la diversidad de ambientes naturales que tiene como origen de un paisaje primigenio constituido por comunidades vegetales propias de los arenales costeros, extensiones considerables de ciénagas salobres litorales y bosques de ribera; paisaje que ha sido, sin embargo, profundamente modificado por la acción del hombre.

 

Así, en lo relativo a la vegetación primitiva, se pueden diferenciar cinco dominios: el encinar, la maquia de lentisco y palmito, los bosques caducifolios de ribera, las comunidades halófilas y helofíticas litorales y las comunidades psammófilas litorales. Estos dos últimos grupos corresponden a ambientes húmedos salinos y a los arenales costeros del delta.

 

A partir de esta vegetación potencial se han configurado diversos ambientes que configuran el paisaje actual: los campos de cultivo, las ciénagas litorales, el río y la red de drenaje, las playas o los pinares.

 

De hecho, podemos agrupar el paisaje vegetal del territorio del Parque Agrario del Baix Llobregat en dos grandes tipos: las comunidades vegetales asociadas al espacio agrario y las comunidades asociadas a las zonas inundables y a las lagunas litorales. No obstante, las particulares condiciones ecológicas de algunas zonas y, sobre todo, la extensa red de canales de riego y drenaje facilitan la aparición de comunidades particulares que, a veces, permiten la supervivencia de algunas especies de plantas singulares.

 

En este sentido, el delta del Llobregat posee notables singularidades botánicas y zoológicas, muy ligadas a las ciénagas, que comprenden especies remarcables en peligro de extinción o en el límite de su área geográfica de distribución y la existencia de concentraciones importantes de individuos reproductores, invernantes y migratorios de muchas especies ornitológicas.

 

La vitalidad ecológica de la zona permite, pues, que pervivan algunos ambientes ecológicos relictuales pero de gran importancia local. Se trata de ambientes derivados de condiciones ecológicas locales y, a menudo, ligados a los ambientes acuosos, los agrícolas y los ruderales.

 

Las terrazas del río y parte del delta -donde hay un nivel freático superficial, más o menos constante- constituyen las zonas de territorio potencial del bosque de ribera. Los bosques caducifolios que constituyeron la vegetación potencial de este territorio tienen actualmente carácter de vestigio; bordeando los cursos de los ríos y rieras, pueden observarse claros de alameda, de salceda y, excepcionalmente, de alisal ya que han sido sustituidos por zarzales, cañaverales y diversos yerbazales de carácter nitrófilo y oportunista que presentan una mayor capacidad de colonización.

 

Quizás uno de los ambientes dispersos más espectaculares sean las salcedas que forman parte de los ambientes acuosos, caracterizados por formar grupos boscosos integrados por sauces (Salix), capaces de colonizar los terrenos guijarrosos y arenosos de los cauces de los ríos y de las riberas inmediatas al agua jugando, además, un papel fundamental como reguladoras de los efectos de las riadas, amortizando la huella de las aguas, y reteniendo con sus raíces la tierra y el lodo.

 

En el frente litoral del delta se da un proceso de salinización de los suelos por entrada de agua marina en el acuífero y encontramos pequeños estanques y ciénagas litorales con agua más o menos salobre. Este ambiente acoge un mosaico de comunidades vegetales adaptadas a condiciones edáficas diferentes de encharcamiento y salinidad. Los suelos arcillosos, impermeables, fuertemente salinos y periódicamente inundados llevan salicores; en los márgenes de las lagunas, encontramos cañizales, juncales y otros yerbazales con algunas plantas crasas. Es en las lagunas de la Ricarda y del Remolar donde se localizan los ejemplos de esta vegetación.

 

En los arenales costeros pueden encontrarse plantas adaptadas a la movilidad del sustrato y a la aridez del suelo causada por su porosidad. Las primeras líneas de dunas, debido a las condiciones extremas que tienen que soportar, están pobladas por plantas muy especializadas (cizaña de playa, yema, crucianella marítima, etc.). Su importancia está condicionada a la frecuentación de las playas.

 

La zona de trasduna está ocupada principalmente por pinares de pino piñonero, plantados hace un siglo para fijar las dunas. Se trata de territorio potencial de las comunidades de psammófilas litorales.

El espacio agrario


Las grandes extensiones de ciénagas del delta del Llobregat existentes en la Edad Media se transformaron progresivamente en terrenos agrícolas, de un modo más acelerado en los antiguos dominios reales de los deltas centrales y norte (el Prat de Llobregat, por ejemplo) y más lentamente en las antiguas tierras de la baronía del delta de poniente (principalmente en Viladecans) que conservaron hasta entrado el siglo XX su fisonomía original.

 

Los campos de cultivo son la primera ocupación humana a costa de las arboledas de ribera y, más tarde, de las marismas litorales que se fueron colonizando para convertirse en tierras de cultivo. Como ya hemos visto, los pinares actuales también forman parte de este proceso de colonización, esta vez con el objetivo de fijar las dunas móviles de las playas.

 

Los espacios agrarios constituyen un sistema, ya que el conjunto de elementos reunidos que se encuentran en este espacio obtienen un determinado resultado. La interacción entre los seres vivos, el aire, el agua y los minerales constituyen un conjunto de relaciones dinámicas que se establecen entre ellos, produciéndose un intercambio de materia y energía suficiente para el mantenimiento de la vida, es decir, que se trata realmente de un ecosistema -el agro-ecosistema.

 

En el espacio agrario se modifican determinados ciclos, alternando el movimiento y el orden con los cultivos de plantas o con la introducción de especies y variedades nuevas. Los sembrados, los huertos, los campos y los márgenes presentan ambientes específicos con comunidades vegetativas propias adaptadas a cada situación y en las plantas espontáneas aprovechan este hábitat para progresar.

 

Este agroecosistema está compuesto, en lo relativo a la flora espontánea, de comunidades de estructura simple, sin estratificación, integradas por plantas que presentan necesariamente un ciclo biológico anual, parecido al de las especies cultivadas. Así se adaptan perfectamente a la periodicidad de las labores de las especies de corta vida siendo capaces de desarrollar todo el ciclo vital en poco tiempo. En lo referente a los sistema de multiplicación encontramos desde plantas productoras de numerosas semillas y resistentes, o también con órganos subterráneos perdurables, hasta aquéllas que se multiplican de forma vegetativa.

 

Un equipo de botánicos del Departamento deIngeniería Agroalimentaria y Biotecnología de la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona (ESAB) ha realizado un catálogo florístico de la vegetación ruderal del ámbito del Parque Agrario a partir del trabajo de campo realizado entre septiembre de 2003 y noviembre de 2005.

 

La realización de este Catálogo arvense ha proporcionado, en primer lugar, información de base de las especies de plantas (muchas de ellas consideradas malas hierbas) presentes en el Parque Agrario. Esta información es especialmente necesaria y útil para aquellas personas implicadas en los trabajos productivos y de gestión del parque a la vez que propone tecnologías de manejo de las comunidades arvenses con, como mínimo, dos finalidades: preservar e incrementar la fauna auxiliar y favorecer las cubiertas herbáceas en la parcela -en el caso de los frutales- y/o caminos adyacentes a los campos.

 

Un segundo objetivo es el de explorar, una vez se dispone del catálogo florístico, las comunidades arvenses existentes. Se trata de conocer las asociaciones de plantas presentes en diferentes cultivos representativos de la actividad productiva del Parque Agrario. El trabajo pretende finalmente convertirse en un instrumento útil.

Y es que los ecotonos entre los cultivos y otros ambientes naturales que forman el Parque Agrario conforman algunas de las comunidades vegetales más interesantes -aunque tengan una presencia muy puntual.

 

Entre las asociaciones vegetales más típicas de cultivos de regadío presentes en el parque podemos destacar el Setario-Echinochloetum colonae, caracteritzado por la verónica agrestis (Setario verticillata i S. Viridia) que tapizan el suelo de frutales y cultivos húmdos. En los yermos más salobres crece la Salicordia herbacea, una planta anual muy rara y localizada. En yermos que se inundan y que mantienen una buena calidad del agua crece el Polygonum amphibium. Al lado de los caminos y de los canales encontramos vegetación nitrófila que puntualmente puede contener elementos florísticos particulares que varían según el grado de humedad del suelo y la proximidad al agua. Por ejemplo, entre los taludes y márgenes de camino húmedos se desarrolla el cañizal que se caracteriza por la caña americana (Arundo Donax) y la correhuela mayor (Convolvus sepium). En cambio, en los márgenes de los campos en lugares que probablemente habían sido dominios del bosque de ribera pueden conservarse fragmentos de zarzal (Robo coriaretum)

 

En los márgenes del río y acequias destacan las comunidades de Paspalo-Polypogonetum semiverticillati, en las que predomina la grama de agua (Paspalum disticchum) y la hierba melocotonera (Polygonatum persicarie). En los espacios más nitrófilos se encuentra el cardo mariano (Silybum marianum) como dominante de la comunitat Silybo-Urticetum.

 

Alrededor de las acequias crece la castañuela (Cyperur rotundus), la anea (Thypha latifolia) y el cañizal (Phragmites gallica), como especies rellevants. Aun así, también es necesario destacar en los márgenes de algunos canales y zanjas de distribución de agua la presencia, si bien menos común, de Cladium mariscus, Juncus articulatus, J. Gerardii o Eleocharis palustris. Flotando sobre las aguas de los canales, puede vivir la lenteja de agua (Lemna minor) ) y como rareza en algunos lugares muy concretos el helecho de origen americano Azolla caroliniana. En algunos charcos especiales encontramos rarezas como el alga charófita Dolypella glomerata.

 

Sobre los suelos débilmente salinos y fuertemente arenosos de la zona más litoral del delta se instala el juncal halófico rico en especies crasifóleas como el junquillo negral (Schoenus nigricans) y el plantaje (Plantago crassifolia) que evoluciona en los terrenos más arenosos y tras el cañizal hacia el espartinar formado por la espartina (Spartina juncea) y diversos juncos (Juncus maritimus y J. acutus). En cambio, en los lugares ligeramente más nitrófilos encontramos la carricera (Erianthus ravennea) -gramínea robusta que forma grandes matas caracterizadas por la inflorescencia voluptuosa que se levanta a más de dos metros- y el junco común (Holoschoenus romanus var, australi). Los juncales son una comunidad vegetal muy singular desde el punto de vista florístico, pero también paisajístico. En concreto, en la zona de Gavà, mezclada con el pinar litoral, dibuja un espacio natural de gran interés.

Cultivos más habituales


En la zona de montaña del ámbito de influencia del parque en la comarca, domina de manera clara el cerezo y, con la presencia de otros árboles frutales y de forma muy minoritaria, la viña. Se trata de una agricultura de secano que se practica en terrenos con fuertes pendientes.

 

En la cuenca baja del río Llobregat se puede distinguir entre la actividad agraria que se lleva a cabo en la zona de montaña y la que se realiza en la llanura. Las explotaciones de secano de esta zona están ocupadas principalmente por cerezos. Los cultivos dominantes en el llano son los frutales con especies como el melocotonero, el ciruelo, el manzano y el peral.

 

En el delta, en las tierras llanas domina claramente el cultivo de la huerta, se encuentran las más cercanas al mar, pero condicionadas por la salinidad del agua de riego. Al tratarse de plantas que únicamente crecen en algunos meses del año, los payeses se han adaptado a lo largo del tiempo a las variaciones de la demanda y de la competencia de otras zonas productoras. Algunos de los productos más destacables son los espárragos de Gavà, o la alcachofa, que ocupa buena parte de las tierras de cultivo especialmente en municipios como el Prat o Sant Boi. Otras plantas que se aprovechan por las raíces (rábanos, zanahorias) o por los bulbos (cebollas, puerros) destacan en Gavà favorecidas por los suelos arenosos. Las acelgas, coliflores, judías, etc. son otras especies cultivadas en el delta, en la cuenca baja y en las pequeñas llanuras de regadío de la vertiente de los municipios que forman parte del ámbito del parque.

 

También hay presencia de planta ornamental. En este sentido, cabe destacar que la producción de rosas en Sant Feliu fue pionera de la agricultura ornamental en Cataluña.

 

La pérdida de valor territorial del espacio agrícola periurbano, demasiado a menudo, va acompañada de la desaparición de variedades tradicionales.

 

Con la voluntad de recuperación y mantenimiento del patrimonio genético agrícola del Parque Agrario que suponen las variedades tradicionales de frutales -mediante el establecimiento de un banco de germoplasma- y con el apoyo de un programa LIFE otorgado por la Unión Europea se ha llevado a cabo por parte de un equipo investigador del IRTA (Instituto de Búsqueda y Tecnología Agroalimentaria) de la Generalitat de Cataluña una prospección de campo para localizar variedades tradicionales de frutales del ámbito del parque. El hecho ha posibilitado constituir en la finca de Can Comas un arboretum formado por una colección de especies de frutales con 62 variedades ocupando una superficie de 1,8 hectáreas.

 

En esta misma línea de recuperación de patrimonio genético agrícola, el equipo de Mejora Genética Vegetal de la ESAB está llevando a cabo la selección y mejora del melón pinyonet, variedad tradicional de la comarca del Baix Llobregat.

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