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Parque de El Montnegre i el Corredor

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Actividad económica


El aprovechamiento del bosque ha sido históricamente la actividad económica más importante de estas montañas. Las formas de explotación de estos recursos naturales han sido muy variadas, con algunos usos abandonados desde hace muchos años y otros que aún persisten.

 

  • Aprovechamiento de la encina para leña y carbón: aunque las actividades de carboneo han desaparecido desde la llegada de los combustibles fósiles, aún se mantiene un cierto nivel de actividad en la extracción de leña de encina para consumo doméstico.
  • Aprovechamiento del castaño para barriles y embalajes: esta actividad, que había tenido un fuerte impulso cuando la producción de vino y aguardientes era importante y el cultivo de la viña ocupaba grandes extensiones en todo el territorio, prácticamente ha desaparecido.
  • Aprovechamiento del corcho: se había olvidado durante algunos decenios, pero últimamente ha vuelto a resurgir por la demanda de este producto para tapones y conglomerados.
  • Aprovechamiento de las piñas de pino pinoñero: actualmente, aún se mantiene.
  • Plantaciones de ribera (chopos y plátanos) y reforestaciones con coníferas (pino insigne y pinastro): es uno de los aprovechamientos forestales que se mantiene, e, incluso, crece en la actualidad. Las plantaciones regulares de estas especies han ocupado buena parte de los campos de cultivo abandonados y fondos de valles.

 

En lo referente a la agricultura, se conservan activas sólo algunas de las centenares de masías dispersas por el Montnegre y el Corredor. Si bien en la época de la viña los cultivos ocuparon grandes extensiones de terreno, especialmente en las vertientes marítimas de la Cordillera, hoy sólo se conservan pequeñas zonas de campos y pastos como testimonio de una actividad poco viable económicamente en zonas de montaña.

 

Por aquel tiempo una actividad complementaria a la agrícola, la apicultura, tuvo una cierta importancia, y las corchas hechas de corcho abundaban en la proximidad de las casas de payés cuando aún estaban en funcionamiento. Aunque en la actualidad aún se mantienen unas pocas corchas tradicionales, los escasos apicultores actuales utilizan armaduras o cajas de madera.

 

Algunas de las masías abandonadas se han recuperado en los últimos años como primeras o segundas residencias, desvinculadas de la actividad agraria, y otras han sido reconvertidas en restaurantes, residencias de turismo rural, equipamientos pedagógicos, casas de colonias, etc. para cubrir la creciente demanda de servicios turísticos, educativos y de ocio.