En toda Cataluña, a buena parte de España en el extranjero, se identifica el nombre de Alella con el vino, ossiblement porque una larga tradición de viticultores y elaboradores de vinos de extraordinaria calidad ha unido a lo largo de los años, de forma casi indestructible, tierra y producto, proyectando el nombre de este pueblo todo el mundo. Seguramente, uno de los misterios más atractivos de los vinos de Alella es su propia existencia. En pleno Maresme, producto de unas pequeñas viñas, a veces escondidas de la mirada curiosa de los visitantes, que desde hace muchos años luchan por sobrevivir en una admirable y desigual batalla contra la expansión de la gran área urbana del Barcelonès y del Maresme.
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