Fase 2: preparación
- Agentes implicados y estructura organizativa
- Participación ciudadana
- Opciones metodológicas
- Calendario o cronograma
Agentes implicados y estructura organizativa
Uno de los aspectos que destaca de la Convención en comparación con otros textos normativos relacionados con el patrimonio, es que pide y promueve la participación del conjunto de la sociedad en la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, y muy especialmente de las comunidades, grupos e individuos que mantienen vivo este patrimonio. Por ello es fundamental que desde el primer momento se prevea cuál será la implicación de cada uno de los agentes siguientes:
La Administración pública competente en la aplicación de la Convención, para enmarcarlo en la política general de salvaguarda y validarlo; las instituciones locales, tanto las instituciones políticas como las instituciones sociales o de otro tipo, como representantes y miembros de la comunidad, y también como implicados en la salvaguarda del patrimonio cultural; la reserva de la biosfera, a través de sus órganos de gestión, porque es quien estará en mejores condiciones de aprovechar el trabajo que se derive del proceso de elaboración del inventario; los expertos, porque sus conocimientos, ya sean sobre la Convención, sobre los elementos que forman el patrimonio cultural inmaterial, sobre la historia y la cultura locales, sobre el desarrollo sostenible, etc., son de gran utilidad para situar los diversos elementos en su contexto; las comunidades, los grupos o los individuos que recrean y transmiten el patrimonio cultural inmaterial.
Conviene establecer una estructura organizativa que permita recoger las aportaciones de todos estos agentes sin dificultar la agilidad en el funcionamiento ni en la necesaria toma de decisiones. Hay que establecer claramente las funciones de cada uno de los órganos que se establezcan y seguir escrupulosamente los mecanismos acordados, para que nadie pueda sentirse desterrado y que nadie, por la dinámica propia del proceso, tienda a asumir una responsabilidad mayor de la que le corresponde. En este sentido es importante establecer unos canales regulares de información entre todas las partes y reuniones periódicas de seguimiento del proyecto.
Aunque la Convención atribuye a los Estados la obligación de que se lleven a cabo los inventarios sobre el patrimonio cultural inmaterial, la salvaguarda de este patrimonio no afecta sólo a las administraciones públicas sino el conjunto de la sociedad. Por tanto, la iniciativa no debe surgir necesariamente de ellas, sino que lo puede hacer de cualquier persona, comunidad, entidad o institución que esté especialmente preocupada por este patrimonio. Lo importante es que todo el mundo esté dispuesto a colaborar en ellos en beneficio común y que nadie quiera acaparar de forma exclusiva el protagonismo del proyecto.
La experiencia del Montseny
Inicialmente habíamos previsto una estructura organizativa encabezada por un órgano de carácter más institucional que técnico, donde estuvieran representadas las instituciones que apoyaban inicial al proyecto. Sin embargo al final se convirtió en un órgano más técnico y no ha habido una implicación directa de altos cargos institucionales. Por otra parte, este órgano, donde estaban representados el gobierno catalán, la reserva de la biosfera y el Museo Etnológico del Montseny, no tenía propiamente un carácter decisorio, en la medida que el proyecto era impulsado por el Centro UNESCO de Cataluña y estaba sometido a unos condicionantes derivados de los apoyos económicos recibidos.
Por otra parte, para la selección de las personas que habían de formar el equipo de trabajo se tuvo muy en cuenta la opinión de las instituciones locales que colaboraban en el proyecto y se valoró como fundamental que fueran personas vinculadas directamente al territorio. Así, la antropóloga contratada inicialmente formaba parte de un equipo de investigación de la Universidad de Barcelona que lleva años trabajando en el Montseny en colaboración con el Museo etnológico; el historiador es originario del pueblo de Sant Celoni, situado dentro del ámbito de estudio, y ha colaborado en diversas actividades del mismo museo; y el ambientólogo nació y vive dentro de la reserva de la biosfera y ha trabajado en varias ocasiones para el parque natural.
Por eso recomendamos:
- Que se prevea tiempo suficiente para establecer un entramado institucional sólido, que se refleje en un órgano director donde estén representadas al menos la administración competente en el ámbito del patrimonio cultural inmaterial (dependerá del ámbito territorial), la reserva de la biosfera y las instituciones locales. En función de la realidad administrativa y social de cada país o territorio, este entramado se puede ampliar para cubrir todos los ámbitos necesarios.
- Que la estructura organizativa incluya:
- órgano director: una instancia de tipo institucional-político, que dé firmeza y cohesión al conjunto del proyecto y garantice su utilidad posterior; orientativamente debería reunirse cada 6 meses;
- órgano coordinador: debe guiar todo el proceso de elaboración del inventario y tomar las grandes decisiones metodológicas, económicas, institucionales; deben estar representados la reserva de la biosfera, técnicos de la administración, expertos, agentes locales y la dirección ejecutiva; debería estar formado por 6-8 personas, para que un número superior restaría agilidad a su actuación; y debería reunirse cada 1-2 meses (según la fase del proyecto), para poder corregir a tiempo, si es necesario, algunas decisiones o líneas adoptadas;
- dirección ejecutiva: una persona que aplique las decisiones del órgano coordinador y supervise el trabajo del equipo de trabajo; debe estar en contacto directo y permanente con el equipo de trabajo y con el equipo técnico, y resolver con la mayor rapidez posible todas las dudas que les puedan ir surgiendo; su tiempo de dedicación debe permitir que el proyecto avance al ritmo previsto y de manera coherente con las decisiones tomadas por los órganos director y coordinador;
- equipo de trabajo: debería incluir especialistas en antropología, historia y medio ambiente, que serían los encargados de llevar a cabo el grueso de la identificación de elementos, tanto a través de la documentación como del trabajo de campo; se podrían añadir también otros especialistas para determinadas fases o ámbitos del trabajo: documentalista, lingüista, sociólogo, musicólogo...
- equipo técnico: hay que contar con el apoyo de personas expertas en cuestiones informáticas para poder llevar a cabo de forma efectiva la introducción de datos, el tratamiento de la información recogida, la presentación de los resultados, etc.; asimismo es necesario que participen en el proceso de inventario personas capacitadas para documentar gráficamente los elementos que se vayan identificando, tanto a través de fotografías como de vídeos o, cuando proceda, de grabaciones sonoras.
- Que en la selección del equipo de trabajo se valore la vinculación directa con el territorio, junto con la formación, la experiencia y la capacidad de trabajo en equipo.
Participación ciudadana
Teniendo en cuenta que, de acuerdo con la Convención, la consideración de si un elemento forma parte o no del patrimonio cultural inmaterial depende, entre otros, del sentimiento de la población implicada, su participación en el proceso de elaboración de el inventario es primordial. Así pues, hay que poner todos los medios posibles para facilitar esta participación y prever y organizar canales para que pueda hacerse efectiva.
Ahora bien, la primera dificultad con que topamos es el propio concepto de "patrimonio cultural inmaterial". Dado que es un concepto todavía muy nuevo y poco conocido, la tarea de comprobar si la población implicada considera que un determinado elemento forma parte de un concepto que prácticamente no conoce no se puede llevar a cabo directamente más que después de un trabajo de explicación previa. Esto quiere decir que todo proceso participativo debe tener presente la información sobre la Convención y sobre el patrimonio cultural inmaterial.
La participación de la población se canaliza, por un lado, a través del trabajo de campo. Las entrevistas con personas implicadas en la preservación y la práctica de los elementos que forman el patrimonio cultural inmaterial es sin duda la forma más directa de participación. Ahora bien, cuando se plantea elaborar un inventario de un territorio determinado, difícilmente es posible entrevistar a cada una de las personas que, individual o colectiva, están implicadas en cada uno de los elementos identificados. Por eso hay que diseñar acciones que estimulen la participación y que faciliten a todas las personas interesadas la transmisión de información.
La experiencia del Montseny
La participación de la población se ha canalizado a través de tres líneas paralelas. En primer lugar, durante el trabajo de campo se pudo recoger información directa a través de entrevistas a un centenar de personas. En segundo lugar se elaboraron unos folletos informativos sobre el proyecto, en el que se invitaba a la gente a aportar su información por teléfono, correo electrónico o carta, una acción por la que únicamente 6 personas contactaron con nosotros. Finalmente, se organizó un plan de participación con la colaboracción de la Dirección General de Participación Ciudadana de la Generalidad de Cataluña, consistente en la realización de ocho jornadas de trabajo (cuatro de informativas y cuatro de deliberativas) en cuatro puntos diferentes del territorio del Montseny, a las que asistieron cerca de un centenar de personas.
- Que se elabore desde el comienzo y se difunda activamente un folleto explicativo del proceso de elaboración del inventario, que estimule a la participación a través de varios canales.
- Que se organicen acciones informativas del proceso de inventario (actos públicos, medios de comunicación locales, Internet, etc.) donde se expliciten los canales de participación.
- Que los agentes locales se impliquen en la difusión de la iniciativa.
- Que se organice con antelación la forma en que se recogerá y se tratará la información recibida en el proceso de participación, y como se hará el regreso a las personas que hayan colaborado.
Opciones metodológicas
- Que se adopten unos criterios claros y prácticos sobre la forma de verificar que un elemento responde a la definición de patrimonio cultural inmaterial establecida por la Convención.
- Que estos criterios sean validados y asumidos por todas las partes implicadas en el proceso de elaboración del inventario.
- Que se tengan en cuenta estos criterios a la hora de delimitar conceptualmente los elementos.
- Que la preocupación por la coherencia en el enfoque y en la delimitación conceptual de los elementos no condicione la identificación, que debe hacerse en base a la definición de patrimonio cultural inmaterial.
- Que durante el trabajo de campo se verifiquen estos criterios.
Calendario o cronograma
- Elaboración de la metodología de trabajo
- documentación
- Trabajo de campo
- Elaboración del inventario
- Identificación de los elementos que contribuyen al desarrollo sostenible
- Difusión de los resultados
- Que se prevea una duración mínima de un año para el trabajo de campo, a fin de poder identificar las prácticas culturales que siguen el ciclo natural.
- Que no se empiece el trabajo de campo hasta que el órgano director y el órgano coordinador hayan definido y aprobado el marco general del proceso de elaboración del inventar y las grandes líneas metodológicas.
- Que se asegure de que el equipo de trabajo conoce suficientemente la Convención o, alternativamente, que se prevea un periodo de formación previa.
- Que se prevea una duración mínima de dos años para todo el proceso de elaboración del inventario, además del tiempo necesario para la fase de preparación.
- Que se prevea para cada una de las fases la siguiente duración: