Geografia física


Los macizos del Montnegre y el Corredor son dos unidades de relieve bien definidas que se disponen alineadas en paralelo a la costa, formando parte de la Cordillera litoral, y constituyen una barrera natural entre la llanura litoral del Maresme y la depresión del Vallès y la Selva.

 

El sustrato geológico de los dos conjuntos montañosos está básicamente formado por un gran cuerpo granítico atravesado por rocas filonianas. No obstante, en la parte alta del Montnegre destaca una mancha de material metamórfico más resistente a la erosión. Estos materiales pizarrosos son los que dan un carácter marcadamente más abrupto al macizo del Montnegre.

 

El granito, en cambio, por el efecto de la humedad ambiental y las temperaturas benignas, se disgrega con relativa facilidad, formándose la típica arena de descomposición del granito y determinando el relieve más suave y redondeado del Corredor. En ciertos lugares la meteorización de los planos de fractura de esta roca da lugar a grandes bolas de piedra que forman un paisaje característico llamado caos de bolas.

 

El clima mediterráneo sub-húmedo de estas regiones presenta variaciones notables. Así, podemos distinguir dos zonas climáticas bastante diferenciadas. Por un lado, las tierras interiores orientadas hacia la llanura del Vallès, más frías y húmedas, con un carácter ligeramente continental. Por el otro, las vertientes orientadas hacia marina, más secas y con temperaturas más suaves. El régimen de lluvias presenta notables variaciones interanuales, siendo la media climática del parque de unos 700 mm anuales, con precipitaciones medias más altas (de 800-900 mm) en el sector del Montnegre y menos abundantes (de unos 650 mm) en el extremo occidental del Corredor. Debemos destacar los episodios de fuertes lluvias y aguaceros que, especialmente en otoño, provocan avenidas (riadas) en las cuencas del Maresme.

 

De acuerdo con la pluviometría mediterránea de esta zona, los ríos y rieras son de régimen mayoritariamente esporádico o estacional. El curso principal de agua es la Tordera, que recoge las aguas de importantes rieras de la vertiente vallesana del Montnegre, como las de Vallgorguina, Olzinelles, Montnegre, Fuirosos y Ramió. Las cuencas del Maresme suelen ser más cortas y de caudal subterráneo, a veces violento. Las más extensas son las de Argentona, Arenys, Sant Pol y Pineda.

Geología


MINUARTIA, Estudis ambientals. 2001. Estudi de base per a la revisió del Pla Especial del Parc Natural del Montnegre i el Corredor. Medi físic i fauna.



Los macizos del Montnegre y el Corredor se encuadran estructuralmente dentro de la Cordillera costera catalana o Catalánidas, que limita al Norte con la depresión del Vallès-Penedès, y al Sur, con la depresión litoral y el mar Mediterráneo, mediante dos alineaciones de fallas orientadas NE-SO, constituyendo un bloque alzado en los sistemas de graben y horst.



Marc geològic regional de la zona d'estudi. Extret de Santanach et al. (1986)

 

Entre el valle de Tordera y la riera de Argentona, la Sierra del Montnegre y el Corredor está formada básicamente por granitoides que presentan una alteración muy generalizada. También aparecen, en forma de fajas localizadas, zonas esquistosas de la edad carbonífera y ordoviciana, en las que se intercalan materiales más o menos carbonatados del devoniano y el siluriano.

 

Las sierras litorales del Montnegre, Collserola, Costa Brava, Gavarres y Cap de Begur, con la zona Axial Pirenaica y una parte de la Cordillera prelitoral catalana (escama cabalgando entre Capellades y la Garriga y el bloque Montseny-Guilleries), se transforman actualmente en retales visibles de la antigua Sierra herciniana.

 

Las rocas que forman estas cordilleras se formaron durante la era paleozoica y provienen de los sedimentos finos y arcillosos que iban erosionándose de antiguos relieves emergidos y que se acumulaban en el fondo del mar Tetis, que en aquellos momentos se encontraba en esta área. A partir de la orogenia herciniana estos sedimentos sufrieron las consecuencias que los metamorfizaron convirtiéndolos en las pizarras que actualmente afloran en diversos puntos, como la zona de Montagut, y los cerraron hasta formar la Cordillera herciniana.

 

Un origen similar tuvieron las rocas calcáreas que hay en Montpalau y en Sant Pere de Riu, aunque éstas se formaron en un ambiente mucho más superficial, de plataforma continental por precipitación del carbonato cálcico disuelto en las aguas y procedente de los caparazones de crustáceos y moluscos.

 

En las últimas fases de la orogenia herciniana se abrieron grandes hendiduras en la corteza terrestre, por las que se produjeron las intrusiones de magma. Este magma solidificado en el interior de la Tierra generó grandes cuerpos de rocas plutónicas que actualmente podemos ver aflorando, en superficie, gracias a la erosión. Las rocas sedimentarias pre-existentes junto con los granitoides constituyeron el llamado macizo catalano-balear.

 

En los bordes de la zona de intrusión hay una zona ancha de metamorfismo provocada por contacto entre los materiales magmáticos, que se encontraron a elevadas temperaturas, y los sedimentarios, entre los que se introducían. En estas zonas de contacto se formaron las rocas cornianas y los micaesquistos. La misma intrusión también aportó la formación de rocas filonianas, como los pórfidos, las aplitas, las pegmatitas y los lamprófiros. Asociadas a las rocas magmáticas también pueden encontrarse mineralizaciones de cobre, plomo, zinc y sulfuros.

 

A final de la era paleozoica, entre el pérmico y el inicio del triásico, la sierra herciniana sufrió una gran erosión y quedó prácticamente arrasada. Esta erosión alisó las partes emergidas dando lugar a superficies más o menos horizontales, conocidas con el nombre de penillanuras. Así son, por ejemplo, la carena del Far en el Corredor y la sierra de Bruguera.

 

La estructura actual de la Sierra costera catalana se definió, principalmente, durante el ciclo alpino. La tectónica compresiva del paleógeno abrió las primeras etapas de la orogenia alpina y se manifestó levantando una serie en bloque que englobaba tanto el zócalo como la cobertura, alargados en dirección NE-SO.

 

Al final de la etapa alpina, a partir del mioceno y hasta la actualidad, se sucedieron unas fases de tectónica distendida que son las responsables de la estructuración definitiva de las sierras costeras. Una serie de bloques se hundieron y fueron separados por fallas normales de dirección NE-SO. Este sistema de fracturas dio lugar a una estructura de bloques hundidos (fosas tectónicas o grabens), separados por unos bloques elevados (horst). Las basculaciones posteriores de los diferentes bloques dieron lugar a pequeñas cuencas que drenaron la zona. Se constata también la presencia de fallas longitudinales, actualmente sumergidas en el mar frente a la costa del Maresme.

 

Por otro lado, también se produjeron otras fracturas transversales en la comarca, por las que posteriormente empezaron a correr los principales cursos de agua, como la riera de Argentona y el río Tordera, entre otros. De todas formas, la existencia de estas fallas sólo se supone, y son muchos los autores que las ponen en duda.

 

Durante el neogeno y el cuaternario, estos materiales quedaron al descubierto y a merced de los procesos erosivos que los modelaron hasta las formas actuales. Los granitos de la Sierra costera dieron lugar a relieves de montañas suaves y se vieron notablemente alterados por la meteorización química que sufrieron y que les convirtió en arena de descomposición del granito.

 

Otros procesos que sucedieron durante el cuaternario están relacionados con las sucesivas glaciaciones que se produjeron. En cada una de éstas quedaron aislados grandes volúmenes de agua en forma de hielo y nieve, de manera que el mar experimentó un descenso. Este hecho quedó registrado en los niveles que se sitúan a más de 100 metros de profundidad por debajo del actual y por diversas barras sumergidas que se encuentran frente al Maresme y que corresponden a antiguas líneas litorales. Por otro lado, todo esto ha tenido otras consecuencias, como la migración de la desembocadura del río Tordera, que hace más de 18.000 años se situaba en una zona actualmente sumergida que es el origen del delta reciente y que, como morfología deltaica, se empezó a formar cuando el mar consiguió los niveles actuales.

Hidrología


MINUARTIA, Estudis ambientals. 2001. Estudi de base per a la revisió del Pla Especial del Parc Natural del Montnegre i el Corredor. Medi físic i fauna.


La red de drenaje superficial presenta unas características determinadas claramente por la geología y la climatología de la Cordillera litoral en el sector del Maresme. Así, la estructura geológica y la naturaleza litológica han configurado la existencia de pequeñas cuencas de gran pendiente y recorrido corto, reforzadas sobre materiales poco permeables en las zonas de cabecera y permeables en la parte baja. El clima claramente mediterráneo aporta a las rieras un régimen estacional pluvial; es decir, traen agua o bien aumentan de caudal cuando ha habido lluvias y, por lo tanto, lo hacen de forma irregular.

Las rieras se secan en verano y sólo en las partes altas de su curso. En algunas, se mantiene el agua todo el año. En la actualidad la fuerte explotación de agua subterránea ha hecho que las rieras lleven menos caudal de agua. En Tordera, incluso, puede llegar casi a secarse en verano.

De la red de drenaje hay que diferenciar dos grandes sistemas:

 

  1. La cuenca de Tordera, con rieras tributarias que drenan el área del Montnegre y desembocan en el río.
  2. La cuenca del Maresme, con cursos de agua perpendiculares al mar que cortan transversalmente la Cordillera y están constituidos por rieras de corto recorrido que drenan el área del Corredor y del Montnegre.

 

 

1) Cuenca de Tordera

 

El Tordera es el único río de la zona que se contempla en este estudio y constituye el límite septentrional y oriental. Nace en el macizo del Montseny, en el valle de Sant Marçal, y recorre 24 km por la comarca del Vallès Oriental, entre el Montseny y el Montnegre, siguiendo una línea de fallas. Cuando el río encuentra una nueva falla hace un giro de 90º y se dirige hacia el mar. En este punto entra en el Maresme, por donde recorre 27 km hasta llegar al Mediterráneo, donde desemboca entre Malgrat y Blanes.

 

El Tordera drena principalmente los macizos del Montseny, Montnegre, Guilleries y la plana de la Selva. Su cuenca hidrográfica tiene unos 894 km2 y presenta una morfología lobulada, poco alargada, con mayor desarrollo superficial e hídrico en el sector Norte. El curso alto del río, comprendido entre su nacimiento y Sant Celoni, se caracteriza por una circulación torrencial debida a las fuertes pendientes que presenta el relieve. Las aguas son turbulentas, tienen un gran poder erosivo y transportan materiales erosivos. El curso medio, entre Sant Celoni y Hostalric, pasa por lugares de pendientes más suaves en los que la corriente no es tan fuerte, aunque aún tiene un cierto poder erosivo y de transporte. El curso bajo se inicia a su llegada a Fogars de Tordera, donde cambia de rumbo en dirección al mar y aumenta de caudal respecto a otros tramos, disminuye de velocidad y, en consecuencia, se produce una sedimentación que da lugar a una llanura fluvial, actualmente ocupada por cultivos. En la parte baja del curso, de lado a lado, hay zonas situadas topográficamente más bajas que el río, de manera que en épocas de caudal abundante el nivel freático choca con la superficie y provoca que los prados y clapas de la vegetación de ribera se inunden y se formen pantanales. Estas áreas inundadas son drenadas a través de canales artificiales de desguace.

 

En la desembocadura, y como resultado de la aportación de materiales, se forma un pequeño delta de tipo redondeado, de unos 8 km2, a pesar de que su extensión es muy variable a causa de las frecuentes intrusiones marinas. Recientemente, los aportes del río han disminuido a causa del bajo caudal, ya que el agua se extrae con finalidades industriales y agrícolas. Este hecho hace que el poder erosivo del mar sea mayor que la capacidad de sedimentar del río y, en consecuencia, el delta y las playas de Santa Susanna y Malgrat están en regresión.

 

El Tordera es un río de régimen típicamente pluvial, o sea, influenciado por la precipitación de la zona. Existe, como mínimo, una crecida anual, localizada generalmente entre los meses de septiembre y noviembre. Es el que tiene mayor caudal y lleva agua de forma permanente a lo largo del año. Tiene un caudal del orden de los 5,65 m3/s, a pesar de su gran irregularidad intraanual e interanual, que hace que en invierno y primavera llegue a los 10 m3/s (Gutiérrez, 1998).

 

En el margen derecho, la cuenca está drenada por un conjunto de rieras del sector del Montnegre con dirección N-S, como la de Fuirosos, la de Montnegre o la de Ramió, y con dirección O-E, como la de Vallmanya o el torrente del Gorg Negre. Estas rieras circulan principalmente por materiales de baja permeabilidad, básicamente esquistos y granitoides, encajonándose en valles cerrados, desde la cota topográfica 500 a la 100, aproximadamente. Básicamente constituyen cursos de régimen torrencial de carácter típicamente mediterráneo, con grandes variaciones de caudales de acuerdo con la pluviometría. A escala de la cuenca, los cursos del margen derecho son menos importantes que los del margen izquierdo, tanto por la cantidad de rieras, como por el volumen de agua y la densidad de drenaje.

 

 

2) Conca del Maresme

 

No se trata de una cuenca hidrográfica en sentido estricto, ya que no parte de un gran curso fluvial, sino que corresponde a un conjunto de subcuencas individualizadas dentro de un mismo sector orográfico. Por la particularidad de su dinámica y su interés hidrogeológico se ha definido el territorio de esta cuenca como una zona de interés geológico.

 

A grandes rasgos, las rieras del Maresme se caracterizan por nacer entre los macizos graníticos y paleozoicos de la Cordillera litoral, por ser de recorridos cortos y elevada pendiente, drenar hacia el mar y tener un régimen hidrológico intermitente. En la gran mayoría de casos, las rieras permanecen secas casi todo el año.

 

La mayoría de las cuencas son simétricas respecto a la riera principal, que acostumbra a ser perpendicular a la línea de costa. Las hay, no obstante, que presentan una forma de codo, con el canal principal en dirección NNE-SSO, casi paralelo a la costa, resultado de las grandes fracturas existentes. Ejemplos de ello son la riera de Arenys y la de Argentona. El coeficiente de escolarización medio del Maresme es de 0,47, aunque en el futuro puede llegar al 0,51 (Gutiérrez, 1992).

 

De acuerdo con Riba (1997), las rieras del área del Maresme que drenan directamente al mar se pueden clasificar en tres tipos:

 

  • Riera de primer tipo o rieras antiguas: son aquellas que transcurren en su totalidad por encima de unidades geológicas paleozoicas y graníticas, como las rieras de Arenys y Sant Pol.
  • Rieras de segundo tipo o rieras mixtas: son las que presentan dos tramos bien diferenciados: un primer tramo formado por la cabecera excavada en los materiales graníticos y paleozoicos, y un segundo tramo inferior situado por encima de terrenos cuaternarios, que forman un glacis de sedimentación. Algunos ejemplos son la riera de Caldes de Estrac o la de Sant Vicenç.
  • Rieras de tercer tipo o rieras residuales: son cursos muy cortos que drenan sólo algunos sectores de terreno recientes cuaternarios, como los glacis del pie de monte costeño. Podemos poner como ejemplo el rieral de Cal Costa a Arenys de Mar.

 

Tradicionalmente, las rieras del primer tipo son las que tienen una cuenca más extensa, entre los 10 y los 80 km2, como la de Arenys, de 12,94 km2, la de Argentona, de 77,86 km2, la de Sant Pol, de 38,76 km2, o la de Pineda, de 16,89 km2. Dibujan redes de drenaje asimilables a las de tipo dendrítrico, influidas por la red de diaclasis y fracturas. Un buen ejemplo es el torrente de Sot d'Oradella, en la riera de Sant Pol, totalmente rectilíneo. Todas estas cuencas mayores de primer tipo tienen forma de embudo y se estrechan hacia el mar dejando espacio a las cuencas de las rieras de segundo tipo. Las cuencas tienen una densidad de drenaje de 2,5 a 3, que es superior en las cuencas del NE y en materiales metamórficos. La pendiente es acusada y los cursos dibujan llanos de sedimentación.

 

Las rieras de segundo tipo tienen cuencas menos extensas, no superiores a los 10 km2. Es el caso de la riera de Llavaneres (8,24 km2), la de Caldes d'Estrac (6,43 km2) o la de Sant Vicenç (1,17 km2). Presentan una forma, en planta, similar a una raqueta de tenis, ancha, excavada, ovalada, dendrítica y con los tributarios excavados en terrenos graníticos, que se estrecha al llegar a los materiales cuaternarios (Riba, 1997). Sus cursos tienden a hacerse cada vez más rectos y a no jerarquizarse; de hecho, según Riba (1997) tienen un índice de meandricidad muy bajo (Im < 1,5). Las pendientes son muy fuertes y pueden llegar al 6,5%.

 

Las rieras de tercer tipo son poco importantes y actúan principalmente como drenajes locales.

Climatología

Diagrama ombrotèrmic de l'estació meteorològica de Collsacreu. Anys 1976 al 2000. Dades cedides pel Dr. Oriol Riba
Fecha Precipitación (mm) Temperatura (ºC)
enero 70 7,86
febrero 43,9 8,79
marzo 51,6 10,6
abril 57,4 11,97
mayo 59,1 15,44
junio 59 18,88
julio 32,2 22,32
agosto 50 22,4
septiembre 64,6 19,67
octubre 81,9 15,82
noviembre 72,7 11,24
diciembre 60,8 9,06

 

Edafología


MINUARTIA, Estudis ambientals. 2001. Estudi de base per a la revisió del Pla Especial del Parc Natural del Montnegre i el Corredor. Medi físic i fauna.

 

El conocimiento de los suelos de la cordillera es aún limitado, con pocas informaciones derivadas de estudios específicos. Como investigaciones desarrolladas sobre este territorio nombramos las de BECH & GARRICÓ (1996). A continuación se sintetizan las características edafológicas del ámbito de estudio.

 

El macizo del Montnegre i el Corredor está básicamente formado por suelos desarrollados sobre materiales graníticos, metasedimentarios y detríticos cuaternarios. Se trata principalmente de suelos silícicos debido a la poca presencia de carbonatos en la zona.

 

El régimen de temperatura de los suelos de la zona según SSS (1975) es térmico en las zonas más próximas al litoral y mésico en las más montañosas. El régimen de humedad, según SSS (1975), es xérico.

 

La textura moderadamente gruesa de estos suelos les confiere una baja capacidad de retención de agua de drenaje, que se manifiesta con períodos de estrés hídrico durante el verano.

 

Los suelos dominantes en la zona pertenecen a las órdenes entisol, inceptisol y alfisol (SSS 1975-1989).

 

a) Suelos desarrollados sobre sustrato granítico

 

En muchos puntos los granitoides presentan un elevado estado de meteorización de su parte superficial, dando como resultado la formación del sablón. A partir de éste se han formado suelos profundos y jóvenes que han permitido el desarrollo del recubrimiento boscoso de pinos y encinas y la implantación, desde la antigüedad, de campos agrícolas, sobretodo de viñas, olivos, algarrobos y avellaneros. El sablón ocupa una extensión mayoritaria y se concentra principalmente en las zonas de montaña, en los arenales, en los valles y las llanuras. La roca fresca o poco alterada también aflora en diversos lugares.

 

Los suelos desarrollados sobre los granitoides tienen una estructura simple y están poco edafizados, presentan un perfil de tipo A-C formado por sablón y, directamente encima, por una capa de acumulación de materia orgánica. Estos suelos son los que SSS (1975-1989) clasifica dentro del orden de los entisoles y, según el régimen de humedad, se definen dentro del grupo xerorthen. Se sitúan principalmente en las zonas de pendiente en las que se establece un equilibrio entre la erosión y la creación de nuevo suelo. Estos tipos de suelos son los que corresponden a los regosoles, según la clasificación de FAO (1974-1989).

 

En los lugares más llanos y estables se dan procesos de edafización más favorables, la capacidad de concentrar materia orgánica es mayor y se desarrollan suelos más evolucionados de perfil A-Bw-C, con un horizonte estructural Bw que muestra variaciones estructurales y texturales como consecuencia de una moderada alteración. Estas clases de suelos desarrollan un horizonte cámbico (de alteración) dando lugar a la formación de suelos del orden inceptisol, según la clasificación SSS (1975-1989), concretamente del grupo de los xerochreptos, que corresponden a los cambisolos, según la clasificación de FAO (1974-1989).

 

En las áreas de posiciones geomorfológicas más estables se dan procesos de iluviación de arcillas que percolan y se acumulan en horizontes inferiores, llamados arcílicos (Bt). Estos suelos desarrollan un perfil del tipo A-BW-Bt-C y se clasifican, según SSS (1975-1989) dentro del orden de los alfisols y del suborden de los xeralfs, que se corresponden con los luvisols, según FAO (1974-1989). Cuando aparecen en vertientes, pueden erosionarse parcialmente de manera que los horizontes arcillosos puedan aparecer en superficie.

 

b) Suelos desarrollados sobre sustrato metasedimentario

 

Entendemos que el substrato metasedimentario es el formado por el conjunto de rocas metamórficas paleozoicas que aparecen en forma de fajas en la zona. Estas rocas aparecen en las zonas de pendientes más acusadas y con un recubrimiento vegetal escaso, formado por brozas más o menos arboladas. Bajo estas condiciones edafológicas se han desarrollado suelos poco diferenciados y estructurados de perfil A-C-R, correspondientes a xerorthents. En algunas hondonadas los suelos pueden estar mejor desarrollados y ser del tipo xerocrepts.

 

c) Suelos desarrollados sobre sustrato detrítico cuaternario

 

El origen de buena parte de los sedimentos detríticos cuaternarios proviene de la disgregación de los granitoides, porque el suelo que se deriva de ello es muy parecido al que aparece sobre los sustratos graníticos. El perfil está poco evolucionado. Predominan los entisols con un horizonte superficial cultivado de clase Ap-C.

 

Los suelos sobre materiales aluviales y coluviales se encuentran en las bases de las pendientes, al fondo de los valles, y en las desembocaduras de las rieras, y en el Tordera, y en la mayor parte de la llanura del Maresme. Se trata de materiales transportados, muy arenosos, con una ligera tendencia ácida y un bajo contenido en materia orgánica. El perfil está poco evolucionado, a pesar de que se pueden observar diversas capas de grosor y una granulometría diferente. Actualmente, estos suelos corresponden a la mayor parte de las superficies de cultivo.

 

En los conos de deyección con pendiente acentuada predominan los xerorthents En los llanos aluviales y litorales, hay xerofluvents de textura general francoarenosa a gruesa, y mineralogía básicamente cuarsítica. Según FAO (1974-1989), estos suelos corresponden a los fluvisols.

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