Casa Prioral
Situada en la plaza de L’Abadia, la casa prioral era el edificio que acogía al prior y las dependencias donde vivía la comunidad de monjes benedictinos. Se trata de un casal de estilo gótico, con una estructura prácticamente cuadrada y una cubierta a dos aguas. La edificación no ha sufrido grandes modificaciones a lo largo de la historia y se considera que se construyó entre finales del siglo XVI y principios del XVII.
Cabe decir que, en un principio, la construcción se consideró del siglo XV, a raíz de las publicaciones de Antoni Pladevall (1991), pero actualmente se debate esa datación. Hay diferentes elementos arquitectónicos y situacionales que nos llevan directamente a formular la hipótesis de que la construcción se habría empezado durante el priorato de Jaume d'Agullana a finales del siglo XVI y acabado durante el mandato de su sucesor, Bernat de Cardona, en el primer tercio del siglo XVII. Una de las pruebas que da fuerza a esta hipótesis la tenemos en el edificio de la Pia Almoina de Gerona, actual Colegio de Arquitectos, muy modificado durante el arcedianato de Agullana. La fachada de la Pia Almoina mantiene una gran semejanza con la casa prioral. Por ejemplo, las ventanas con arcos, es decir, las ventanas divididas en dos o tres aberturas separadas por columnas, tienen la misma estructura y diseño que las de Sant Miquel del Fai. Eso hace pensar que Jaume d'Agullana habría podido inspirarse en ese edificio a la hora de proyectar el casal de Sant Miquel o incluso impulsar las reparaciones de los dos edificios de forma simultánea.
El actual cuerpo rectangular de dos pisos adosado a las fachadas norte y oeste no se ha podido fechar con exactitud. Se cree que se añadió entre los siglos XVII y XVIII. Este edificio añadido tenía inicialmente una cubierta a un agua.
Con respecto a los usos de la casa, gracias a un inventario notarial de 1717, tenemos mucha información sobre las funciones de las diversas dependencias del casal. Empezando por abajo y yendo hacia arriba, encontraríamos, en primer lugar, el semisótano, con una habitación para el servicio, una pequeña bodega y la cuadra de los animales. Encima, en la planta baja, había la cocina, situada en la parte central para calentar toda la casa prioral. En torno a la cocina había el comedor, la entrada al edificio, con la escalera para acceder al primer piso, y una serie de estancias que servían de almacenes y zonas de trabajo. Había una, la conocida como «la leñera», que era accesible desde la cocina y servía de dormitorio. La leñera conserva el techo artesonado, con decoraciones de flores de cardo pintadas, y mantiene un gran parecido con las pinturas de la capilla del Molí de Blancafort de La Garriga, de 1674. La escalera para acceder a la primera planta desde la entrada principal fue motivo de admiración para muchos arquitectos de la época en la visita que Víctor Balaguer hizo a Sant Miquel del Fai. La razón de todo ello era la falta de estribo en la parte superior de la escalera, que hizo que muchos llegaran a pedir que se desmontara para saber cómo había sido construida. Actualmente hay tres vigas voladas que se colocaron para reforzar la bóveda de la escalera.
Más arriba, el espacio del primer piso se repartía entre cuatro habitaciones. En un lado del distribuidor había dos de ellas y la letrina, que evacuaba directamente fuera del edificio por la fachada oeste. Una de las habitaciones era la del prior, reservada para cuando los arcedianos de Gerona visitaban Sant Miquel del Fai. En el lado opuesto del distribuidor había dos estancias más, que hoy día se reducen a una sola debido a la eliminación de la pared medianera. Una de estas, la orientada hacia el sureste, se llamaba «la habitación pintada», seguramente por alguna decoración artística desaparecida a día de hoy. En esta habitación dormía el sacerdote de Sant Miquel del Fai y se custodiaba el archivo del priorato. La otra habitación, actualmente fusionada con la habitación pintada, acogía a los volanderos que pedían hacer noche en el priorato. Se cree que el último piso de la casa prioral era el desván, pero no tenemos información sobre sus funciones, ya que estas no se mencionan en el inventario notarial de 1717.
La historia del priorato de Sant Miquel del Fai acaba en 1841, con la desamortización que impulsó el general Espartero. Fue entonces cuando el priorato pasó a ser propiedad del Estado. Eso comportó la supresión del culto en las iglesias de Sant Miquel del Fai, mientras que la casa prioral se adaptó a los nuevos usos de alojamiento y restaurante para visitantes.
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