Riscos y grutas
Hay dos elementos esenciales que conforman el paisaje de Sant Miquel del Fai: los riscos y las grutas. Los riscos son las paredes verticales que están formadas por rocas sedimentarias como las areniscas, las margas y los conglomerados. Las grutas, en cambio, son cavidades naturales abiertas por la acción erosiva del agua.
A pesar de la gran extensión de los riscales que hay en este entorno, la flora estrictamente rupícola —es decir, la que vive en las rocas— no es muy diversa, posiblemente por la falta de paredes orientadas hacia el norte y por el tipo de sustrato del lugar. Así pues, salvo algunos helechos banales como el culantrillo bastardo (Asplenium trichomanes) y el polipodio común (Polypodium vulgare), tenemos como plantas estrictamente rupícolas los zapatitos de la Virgen (Sarcocapnos enneaphylla) y el culantrillo blanco (Asplenium ruta-muraria). Como endemismos de interés, podemos encontrar la linaria origanifolia (Chaenorhinum origanifolium spp. cadevalli) y la oreja de oso (Ramonda myconi). Por el contrario, la flora que crece en los pedregales, rellanos y codinas es más diversa. Destaca la abundancia de dos especies raras en Cataluña: la cañaheja común (Ferula communis) y la escoba de pedriza (Centaurea intybacea). También son ambientes en los que crecen numerosas especies de uñas de gato (Sedum sp.), el jacinto bastardo (Dipcadi serotinum), el ajo de cigüeña (Allium sphaerocephalon), la Arenaria serpyllifolia, el tomillo real (Coris monspeliensis) o la valeriana roja (Centranthus ruber).
Las paredes rocosas son el ambiente escogido por muchas aves, que conforman la comunidad faunística de mayor interés del paraje. La lista de especies relacionadas con este hábitat es larga, con aves como el águila perdicera (Aquila fasciata), el vencejo real (Tachymarptis melba), el cuervo grande (Corvus corax), el roquero solitario (Monticola solitarius), el avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), el gorrión chillón (Petronia petronia), la paloma zurita (Columba oenas) y el treparriscos (Tichodroma muraria), especie invernante.
Las paredes rocosas que singularizan Sant Miquel del Fai son el ambiente escogido por muchas aves, que conforman la comunidad faunística de mayor interés del paraje. La lista de especies relacionadas con este hábitat es larga, con aves como el águila perdicera (Aquila fasciata), el vencejo real (Tachymarptis melba), el cuervo grande (Corvus corax), el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), el roquero solitario (Monticola solitarius), el avión común occidental (Delichon urbicum), el avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), el gorrión chillón (Petronia petronia), el acentor alpino (Prunella collaris) y la paloma zurita (Columba oenas). Eso pone de manifiesto la importancia que tiene una buena gestión del paraje de Sant Miquel del Fai para garantizar la protección y conservación de la ornitofauna. Además, prospecciones recientes también han confirmado la presencia del alcotán europeo (Falco subbuteo), del cárabo común (Strix aluco), del chotacabras europeo (Caprimulgus europaeus) y de especies invernantes como el treparriscos (Tichodroma muraria).
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