Iglesia de Sant Miquel
Todo parece indicar que, en el año 1006, la iglesia románica de Sant Miquel ya estaba consagrada, aunque no se conserva ningún documento que lo certifique. Si fuera así, a lo largo de los nueve años anteriores se habría impulsado la construcción del templo. Se trata de una construcción troglodítica construida bajo una gran gruta.
La planta tiene una nave acabada por el extremo oriental con un ábside semicircular irregular. El acceso actual, a mediodía, es una portalada de arco de medio punto con una arquivolta sencilla acabada con dos columnas a cada lado y con pies y capiteles decorados con motivos florales. El techo de la iglesia es la misma gruta. El interior sufrió muchas modificaciones, sobre todo a finales de los siglos XVI y XIX. En la fachada de mediodía se levanta una espadaña baja, ya que la inserción de la iglesia en la gruta hacía imposible situarla encima. A mediados del siglo XVIII, el sistema de bóvedas del presbiterio y el de las capillas (desde el siglo XIV y XV se documentan tres) ya se habían construido. Las bóvedas tienen una inspiración renacentista y sus puntos de unión acaban con dos claves de bóveda. El claustro de Sant Miquel forma un pasillo situado justo delante de la fachada de la iglesia.
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