Conservación de la biodiversidad
Formado por el macizo de Sant Llorenç del Munt y la sierra del Obac, con la Mola (1.103 m) y el Montcau (1.056 m) como cimas emblemáticas, el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt y l’Obac protege 13.694 ha de doce municipios y casi un 45% del terreno es de propiedad pública.
Es el espacio natural desde el que se ha impulsado el Centro de Monitorización de la Biodiversidad de las Montañas Mediterráneas (CMBMM), creado junto con el Equipo de Biología de la Conservación de la Universidad de Barcelona. Se trata de una iniciativa desde la que se han diseñado e implementado una serie de protocolos estandarizados de seguimiento de los cambios de la biodiversidad para obtener indicadores del estado de la naturaleza.
La vegetación dominante en el Parque Natural es el encinar, así como el pino carrasco y el pino silvestre, pero lo más distintivo son las codinas, que se encuentran en el Montcau, la Mola y los Cortins, entre otros lugares. También destacan los bosques de pino laricio como hábitat de interés comunitario prioritario. En cuanto a las especies, existen más de 4.000 recogidas en el Catálogo de citas de flora vascular, fauna invertebrada y fauna vertebrada. Entre ellas, destacan dos endemismos que se encuentran en las codinas: el caracol Xerocrassa monserratensis y la planta Arenaria fontqueri subespecie cavanillesiana, conocida popularmente como arenaria del Montcau y que protagoniza el logotipo del Parque.
El interés geomorfológico e hidrogeológico hace que el Parque forme parte del Geoparque Mundial UNESCO de la Catalunya Central. Se trata de un antiguo delta que ha dado lugar a un macizo cárstico con más de 280 cavidades (baumas, simas y cuevas) inventariadas.
Clima
Partiendo del análisis de los datos disponibles desde 1990 hasta 2022, se obtiene que la temperatura media es de 13,29ºC y de 622,93 litros anuales. Por tanto, el clima del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac es claramente mediterráneo, con veranos cálidos y secos, inviernos suaves, y con primaveras y, especialmente, otoños lluviosos.
El clima controla los agentes erosivos (agua, viento, hielo...) y, por tanto, los procesos de transporte y sedimentación como pueden ser el ciclo hielo-deshielo que meteoriza las rocas y el régimen de lluvias que influye en la erosionabilidad de las rocas más blandas o el rápido transporte de partículas meteorizadas.
El tipo de rocas es importante, puesto que cada una tiene una resistencia determinada a la erosión. Los conglomerados y calizas, por ejemplo, son rocas particularmente resistentes. Pero en el caso de las calizas, a pesar de la resistencia mecánica, la disolución con el agua les afecta gravemente. Los niveles de conglomerados calcáreos del macizo son niveles preferentes para el desarrollo horizontal de las galerías de cuevas como la de Manel, Simanya, Ànimes, sima del Daví y Mura, etc.
Geologia
Con sus cimas icónicas de la Mola y el Montcau, el Parque Natural tiene un relieve singular que define el paisaje de este territorio. Un moldeado muy infrecuente y, a la vez, espectacular.
Este relieve característico está formado esencialmente por conglomerados bien cementados y, por tanto, muy duros y resistentes a la erosión. Hace millones de años, estas grandes masas de roca fueron afectadas por una serie de fracturas (diáclasis) verticales por las que se infiltra el agua de lluvia y el hielo. Estos procesos de erosión y de disolución van modelando continuamente el relieve para crear las formas características de muelas, pajares, etc., así como las simas, canales, cuevas y grutas.
Las rocas que predominan son las sedimentarias detríticas, formadas por fragmentos de otras rocas. Encontramos los conglomerados (piñolenco), que es una roca formada a partir de gravas y que son los que definen las principales cumbres del Parque: la Mola y el Montcau. Los primeros conglomerados empezaron a sedimentarse hace unos 41 millones de años, aunque el gran grosor (hasta 700 metros) se depositó hace alrededor de unos 38-37 millones de años. También están las areniscas (piedra arenosa), originadas a partir de la arena, y las lutitas (tapás) formadas a partir de barro.
Una buena extensión del espacio natural, ámbito noroeste, forma parte del Geoparque Mundial UNESCO de la Cataluña Central.
Hidrología
Las características geológicas del Parque condicionan en gran medida la circulación del agua tanto por el exterior como por el interior del macizo..
El centro del Parque marca la divisoria de aguas entre la cuenca del Llobregat, en el oeste, y la del Besòs, en el este. Por el sur del Parque, el drenaje de aguas superficiales se realiza principalmente a través de la riera de las Arenas, tributaria del Llobregat, y el río Ripoll, un curso perenne que drena en el Besòs. Por los sectores oeste y norte, todas las rieras (Mata-rodona, Rellinars, Santa Creu, Mura y Talamanca) y barrancos conducen a la cuenca hidrográfica del Llobregat.
La circulación subterránea viene condicionada principalmente por tres factores: las diferencias de permeabilidad entre los tipos de rocas, el buceo de los estratos y la fracturación de los materiales.
Los niveles formados principalmente por areniscas y conglomerados son los principales acuíferos, especialmente los niveles más carbonáticos, ya que pueden estar carstificados y, por tanto, presentan una mayor permeabilidad. En cambio, los niveles con una elevada proporción de lutitas y margas funcionan como niveles impermeables, que pueden confinar niveles de acuíferos y funcionar también como nivel base local de la circulación de aguas subterráneas.
La presencia de fracturas en conglomerados y las areniscas también es un factor determinante en la circulación de agua subterránea. Los niveles con un espaciado del diaclasado menor y, por tanto, con una mayor fracturación favorecen la circulación interior.
Relacionado con la hidrología del Parque Natural existen algunos elementos interesantes. Un caso particular son las madrigueras. Otro elemento singular son los afloramientos de piedra tosca, un precipitado de carbonato de calcio que se da en surgencias donde se produce una pérdida de CO2, formando capas de roca sobre la vegetación y el sustrato existente alrededor de la fuente.
El crecimiento de carbonato de calcio da lugar a espeleotemas (estalactitas, estalagmitas, columnas entre otras muchas), muy frecuentes en las cuevas de conglomerados y caliza de la zona.
Flora y vegetación
La vegetación característica del Parque Natural es el encinar. Por encima de los 800 m se enriquece con especies propias de los lugares húmedos como la gata, el boj y el roble —que forma algunos bosques muy interesantes—, mientras que en altitudes inferiores se mezcla con pinos y arbustos mediterráneos, como el brezo y el madroño.
La base del macizo se encuentra ocupada por pinares de pino carrasco, que en las zonas más umbrías es sustituido a menudo por el pino silvestre y el pino laricio.
Entre los hábitats más característicos y definidores del Parque, encontramos aquellos vinculados a roqueteros, codinas y cursos fluviales con regímenes intermitentes. Estos elementos singulares son a la vez muy frágiles y deben disfrutarse con especial respeto y cuidado para no dañar su equilibrio.
En los canales más umbríos aparecen manchas ocupadas por avellanos donde se cobijan plantas propias de la región centroeuropea, que constituyen uno de los reductos más meridionales de su distribución.
En las codinas y en los riscales crecen varias plantas de gran interés, típicas de lugares secos y con poco suelo, como son la oreja de oso, la corona de reina, el almizcle o la caracola de roca.
Fauna
La existencia de grandes masas forestales que alternan con espléndidos riscos y acantilados que se levantan majestuosamente sobre la llanura ofrecen unas condiciones óptimas para el refugio, la cría, la invernada y el paso de numerosas especies vertebradas. Por la gran variabilidad de ambientes ecológicos presentes en los terrenos del Parque, se pueden diferenciar claramente diversas comunidades faunísticas muy particulares. Así, desde los típicos habitantes rupícolas hasta los animales de los cultivos cercanos a las masías pasando por la fauna más de bosque, se contabilizan un número bastante considerable de especies animales (cerca de dos cientos de vertebrados), la mayoría de un gran interés.
Los pájaros representan al grupo más numeroso de los vertebrados del macizo. Las aves más comunes son el mirlo (Turdus merula),la paloma torcaz (Columba palumbus), el arrendajo(Garrulus glandarius), el petirrojo (Erithacus rubecula) y los herreillos (Parus sp.), que crían. En las partes bajas del macizo abundan el pinzón (Fringilla coelebs),el jilguero (Carduelis carduelis), los sits (Emberiza sp.), la abubilla (Upupa epops) y el zorzal(Turdus philomelos), que nidifica en uno de sus límites más meridionales en la Península
De vez en cuando, aparecen en el cielo algunas rapaces como el águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), gavilanes y azores (Accipiter spp.), .), entre otros, y varios falcónidos; también los excepcionales alimoche (Neophron percnopterus)) y el águila dorada (Aquila chrysaetos).
Por los matorrales y pinares, menudean la serpiente verde (Malpolon monspessulanus) y la serpiente blanca(Zamenis scalaris). Tampoco es raro sorprender, entre las pedregosas cumbreras del Parque, la víbora (Vipera latastei).
En puntos de agua (fonts, basses, etc.) que se encuentran esparcidos por la montaña, crecen larvas de la vistosa salamandra (Salamandra salamandra), así como renacuajos de diferentes especies de sapos (Bufo, Alytes, etc.) y tritones verdes (Triturus marmoratus).