Durante tres generaciones de panaderos, la familia Bertran ha mantenido viva la tradición del arte del pan, los carquiñolis y de las tortas saladas y de azúcar con piñones, todo ello cocido en un horno de leña centenario. Conservando siempre la masa madre del pan, las mejores harinas y la manera de hacer de los antepasados, consiguen productos óptimos y únicos en su personalidad.