Actividad económica
A pesar de que la filoxera provocó una grave crisis a finales del siglo XIX, el macizo continuó muy ocupado hasta el último tercio del siglo XX. Las secas tierras y el impulso industrial de los años 60 provocaron en las montañas del Garraf, como en gran parte de las zonas rurales, un importante descenso en el número de habitantes.
Con este motivo, muchas masías se encuentran en un estado ruinoso. Las pocas casas que quedan habitadas deben sus recursos económicos al cultivo de la viña y el trigo y a la cría de animales con pequeños excedentes sobre el propio consumo. Aún encontramos algún rebaño de cabras en la zona de Campdàsens. Es normal que uno de los miembros de la familia trabaje fuera de casa para asegurarse un sueldo fijo.
En algunos casos encontramos esta fuente de ingresos en las canteras del macizo. Seis canteras con fecha de caducidad y controladas por el Plan especial extraen la piedra calcárea del Garraf.
La proximidad de la zona metropolitana y una altura sobre los 500 metros propiciaron la instalación de diversos complejos radioeléctricos: repetidores de televisión y telefonía móvil, antenas y grandes infraestructuras de comunicación aérea, etc.
Aunque de forma muy escasa, la actividad de segunda residencia ha generado movimiento económico: prueba de ello son una única urbanización en Plana Novella y la reciente restauración de algunas masías.
A mediados de los años 90 se inicia de forma progresiva la implantación de empresas de servicios vinculados al ocio y la naturaleza.