caes
Conservació de la Biodiversitat

Conservació de la Biodiversitat

Navegación

Estudios genéticos de los caracoles xerófilos


Un estudio publicado en la revista Scientific Reports revela la estructuración genética del tornillo terrestre Xerocrassa Montserratensia y aporta nuevas herramientas científicas para mejorar la conservación de esta especie endémica y amenazada de Cataluña. Este molusco terrestre, identificado a finales del siglo XIX en la montaña de Montserrat y de reducida distribución geográfica restringida en la provincia de Barcelona, es una especie protegida en todo el ámbito de los parques naturales de la Montaña de Montserrat y de Sant Llorenç del Munt i l'Obac.

 

El trabajo está dirigido por la profesora Marta Pascual, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio), y también está firmado por Cristina Catalán (UB-IRBio), Vicenç Bros ( Diputación de Barcelona), Xavier Castelltort (Universidad de Lleida) y Xavier Santos (Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos-CIBIO, Portugal). Esta investigación y su publicación han contado con la colaboración del equipo del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac y el apoyo económico de la Oficina Técnica de Parques Naturales de la Red de Parques Naturales de la Diputación de Barcelona.

Una especie endémica descrita hace más de cien años en Montserrat

La especie Xerocrassa Montserratensia -antes Helix montserratensis- es una singularidad de la fauna malacológica terrestre en Cataluña descrita por Joaquín González-Hidalgo en 1870 en la montaña de Montserrat. Posteriormente, a finales del siglo XIX Artur Bofill describió dos subespecies en función de los caracteres morfológicos de la concha: X. m. betulonensis y X. m. delicatula.

Este endemismo catalán, considerado un excelente modelo en estudios filogeográficos, se encuentra en espacios abiertos de rellanos típicas y zonas de conglomerados, pero no en zonas forestales. Sorprendentemente, la especie se detectó en áreas previamente quemadas, "lo que indicaría una capacidad alta de supervivencia o de colonización aún no descrita en la bibliografía científica", comenta el experto Xavier Santos del CIBIO.

En el marco de la investigación, el equipo ha aplicado la metodología basada en los llamados códigos de barras genéticos (ADN barcoding), que hace uso de un fragmento corto y estandarizado de ADN -en este caso, el gen mitocondrial citocromo oxidasa I (COI) - para facilitar la identificación de especies y la detección de grupos evolutivos diferenciados. Esta metodología permite clasificar la mayoría de especies con una alta resolución y, en muchos casos, también aporta una buena variabilidad intraespecífica para detectar barreras al flujo génico entre poblaciones.

"Como estos moluscos tienen una baja movilidad, desde el punto de vista científico resultaba muy interesante determinar si esta especie amenazada tenía o no estructuración poblacional", destaca Marta Pascual, profesora del Departamento de Genética, Microbiología y Estadística.

El estudio ha permitido comprobar la hipótesis propuesta hace cien años que relacionaba la población de la sierra de Marina, localizada en la cordillera Litoral catalana, con las poblaciones situadas aguas arriba de la cuenca hidrográfica del río Besòs.

El equipo ha identificado grupos genéticos en zonas en las que se habían descrito diferentes subespecies, una hipótesis puesta en duda recientemente por varios estudios de carácter morfológico. Los resultados muestran que los grupos diferenciados genéticamente se encuentran en las poblaciones en las que se habían descrito las diferentes subespecies hace más de un siglo. Además, también se ha identificado una nueva zona donde los grupos están fuertemente diferenciados -los Munts, en la cordillera Transversal catalana-, lo que habría que estudiar con más detalle en futuras investigaciones.

"Nuestro estudio aporta información a favor de la validez de estas subespecies, pero habrá que avanzar con el trabajo investigador y hacer estudios morfométricos y genómicos para determinar si hay aislamiento reproductor entre los diferentes grupos mitocondriales", subraya Marta Pascual.

Un escenario de diversificación genética durante el Pleistoceno

Según los autores, el proceso de diversificación de los grupos genéticos -en combinación con la especificidad de su hábitat natural- estaría relacionado con los procesos geológicos y paleoclimáticos durante el Pleistoceno que han contribuido finalmente a modelar la estructura genética actual de la especie. Estos procesos podrían explicar también el origen de la radiación de especies del género Xerocrassa en algunas islas mediterráneas, como Creta o Baleares, apuntan los autores.

"Es sorprendente comprobar que poblaciones muy próximas estén tan diferenciadas genéticamente y, al mismo tiempo, que una especie con un área de distribución tan reducida pueda presentar grupos genéticamente muy diferenciados a escala mitocondrial", apunta Xavier Santos.

El trabajo publicado en Scientific Reports también aportará nuevos conocimientos científicos para adoptar las medidas de gestión más adecuadas para conservar la diversidad genética de la especie, amenazada hoy por el impacto de la excesiva frecuentación humana en los rellanos, hábitats únicos de muchos espacios protegidos, según indica Vicenç Bros de la Diputación de Barcelona.

 

#language("interest")